Lo Telúrico

En esta sala, puedes acercarte a la obra “Composición”, de Benjamín Palencia. En él, tanto siluetas como tonalidades nos retrotraen a lo orgánico, la tierra y sus frutos, sin que forma alguna pueda ser identificada como tal. Palencia retomaba como escenario las interminables estepas de Castilla, tan del gusto de los pintores de la España de principios del siglo XX. Ese escenario era ahora mostrado a través del prisma de las vanguardias de entreguerras.

El relativo aislamiento artístico de España en relación con Europa, impulsó a Benjamín Palencia, al escultor Alberto Sánchez, a quien retomaremos más adelante, o al vasco Nicolás de Lekuona, a perseguir la formación de una escuela propia, que desarrollase el lenguaje de las vanguardias en el arte contemporáneo. Se creó así la llamada Escuela de Vallecas, por el nombre de la que entonces era una villa cercana a Madrid, que fue testigo de sus largos paseos y escenario de algunas de sus obras.

Lekuona, proveniente de una familia de artistas, entró en contacto con la escuela de Vallecas durante sus años de estudiante en el Madrid de la Segunda República. Aquí puedes contemplar su cuadro “Sin título”, de 1935, un paisaje en el que destaca una figura monolítica que recuerda a un ciprés. Sobre el páramo de tierra labrada serpentea un camino de tierra, todo bajo la vigilancia de una montaña lejana y bajo un cielo apagado y gris. La obra de Lekuona, como la de tantos otros de su generación, se vio trágicamente truncada con su muerte durante la Guerra Civil.

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