¿Quién no ha viajado alguna vez al extranjero y se ha encontrado con el problema de acceder a Internet a través de su dispositivo móvil? Los exorbitados precios que ofrecen las compañías a sus clientes en la descarga de datos desde otro país hace que cuestiones tan habituales como comprobar el correo u ojear la prensa, se convierta en un lujo del que tendremos que prescindir si no queremos encontrarnos con una sorpresa desagradable en forma de factura a la vuelta de nuestro viaje.