La Catedral de Santiago de Compostela es la obra más importante del arte románico en España. Es, además, la meta final de todos los Caminos de Santiago, que durante siglos han llevado a los peregrinos de la Cristiandad hacia la tumba del Apóstol. Por si fuera poco, fue la piedra inaugural para la construcción de una urbe monumental, Santiago de Compostela, que nació en un bosque sagrado del fin del mundo con vocación de Ciudad Santa y Patrimonio de la Humanidad.
La basílica fue construida con tres naves y planta de cruz latina, en una superficie de unos 8.300 metros cuadrados. Sus múltiples ampliaciones han aunado en el edificio diversos estilos arquitectónicos (románico, gótico, barroco, plateresco y neoclásico), que envuelven un espacio interior plagado de ricas y variadas capillas bajo la advocación de varios santos de la cristiandad. En el exterior se levantan las magníficas fachadas del Obradoiro y Platerías, símbolos de la ciudad de Santiago.
El Pórtico de la Gloria es su entrada principal. Fue construida por el Maestro Mateo en el 1188 y constituye uno de los monumentos medievales más importantes de Europa, tanto sus impresionantes dimensiones como la calidad extraordinaria de su escultura.