Las torres del Reloj y del Tesoro

Las luchas partidistas del medievo llevaron a los obispos, más dados en ocasiones a la espada que a la cruz, a fortificar sus dominios, en especial la Catedral, a la que rodearon de corredores almenados, hoy transformados en las balaustradas que puedes observar en lo alto de algunas fachadas. Es el caso de la Torre del Reloj, que se levantó con fines defensivos en el siglo XIV. Esta torre presenta una airosa imagen barroca realizada en el XVII. Puedes ver las esferas y las campanas del reloj que le dan nombre. Fue fabricado en 1831, y ya entonces costó 90.000 reales. La campana que marca las horas es una réplica de la famosa Berenguela, que se cayó y, rota, la puedes ver en el Claustro. Pesa 14 toneladas y se oye a 20 kilómetros de distancia, lo que la convierte en una de las más potentes del mundo. El relojero quiso dejar para la posteridad una frase moralizante grabada en su interior: “Así como esta máquina marcha con sus no interrumpidos movimientos, al empujar las horas, y no permite la más pequeña dilación, así va corriendo la vida de los hombres hasta que la corte la poderosa Parca. Aprended, mortales, a ajustar vuestras costumbres, no sea que el último día os sorprenda descuidados”.

La otra torre, observarás que, tiene un exótico remate de pirámide escalonada, de influencia oriental. Es la denominada del Tesoro, que fue levantada en un lateral del Claustro un siglo antes que la del Reloj. Si diriges la mirada más a la izquierda verás asomar la Torre de la Vela, inspirada en esta del Tesoro.

Entremos en la Catedral por esta puerta de Platerias, que se abre al sur del Crucero.

(c) (R) 2013, MUSMon com S.L.
Text (a) Diego Laforga Marcos

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Source: Own work
Author: Diego Laforga (2013)