El Generalife

El Generalife era la residencia veraniega de los sultanes. En mi lengua Al Jannat-al-arif, el Jardin del Arquitecto. Se llega tras un suave paseo, en mis tiempos a caballo. Como ves, está retirado de la Alhambra, un poco más elevado, y disfruta de aire más fresco. Aquí mi sultán se alejaba de las intrigas de la corte, las envidias de los aduladores, la pobreza de la plebe… y se rodeaba de belleza.

Mientras subimos, observa la silueta elegante del recinto. En época cristiana quedó como Alcaide del Generalife, un noble morisco emparentado con los nazaríes: Don Pedro de Granada-Venegas. Sus descendientes tenían como propio El Generalife, hasta que hace poco más de noventa años, tras un largo juicio, volvió a manos del estado.

Ay habibi, mira ahora a nuestra izquierda. Tú que tanto gustas de fijarte en reyes y reinas, contempla los huertos del Generalife. Desde mi época, desde el siglo XV, estos huertos se han seguido cultivando con la misma técnica, transmitida de generación en generación. De padres a hijos, de hijos a nietos, hombres y mujeres que durante seiscientos años han conservado el antiguo conocimiento de sus antepasados y lo mantienen hasta hoy día.

Cuando las personas hunden sus manos callosas en la tierra, no distinguen de religiones, de imperios ni de riquezas.





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Text (a) Carlos Madrid (2012)

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Source: Own work
Author: Julián Hernández Martínez (2013)