Entra, caminante – entra. Entra en el corazón de Granada. Alá sea contigo.
A través de esta puerta que acabas de cruzar, vas a entrar en el corazón de una ciudadela legendaria, fortaleza militar, centro administrativo, Sede del gobierno, Residencia de reyes y reinas, jardines de ensueño…
¿Ves el recinto de la muralla, a tu izquierda? Es parte de la muralla que amparaba la Alhambra de finales del siglo XV, capital del último reino nazarí de España. En árabe, “Al-Qal´a Al-Hamra”, la fortaleza roja. Sus murallas tienen algo más de dos kilómetros de longitud, con torres repartidas a intervalos regulares. Si supieras los secretos que aún se esconden bajo la tierra…
Pero deja que te cuente mi historia, caminante, mientras te acercas a la zona de la Alcazaba y los palacios. Leo en tus ojos que es allí donde te diriges. Escucha al buen Hamed mientras paseas.
Acabas de pasar por encima de la Acequia Real, que abastecía de agua pura y fresca a todo el recinto. Este espacio vacío que atravesamos ahora y que va a quedar al amparo de los setos, era en mis tiempos la calle Real, que atravesaba La medina, el barrio donde vivíamos sirvientes y artesanos junto a los altos funcionarios reales. Porque has de saber que yo, Hamed, crecí en estas calles, hoy tan invisibles como mi cuerpo. La Medina desapareció cuando las tropas de aquél francés bajito llamado Napoleón bombardearon la zona, convirtiéndola en un auténtico Secano.
Verás a tu izquierda una de las puertas de la Alhambra: la de los siete suelos. Una leyenda sitúa allí un tesoro escondido, mientras la historia nos cuenta que por dicha puerta entraron las primeras tropas cristianas tras la reconquista, y que entonces se ordenó que no volviera a abrirse jamás. Permaneció cerrada desde 1492, tapiada desde 1747 hasta la invasión de los franceses en 1812.
Ah, esto me hace pensar… ¿Cuántas palabras que usábamos en mi Medina se siguen usando hoy en España? Al mercado, lo llamábamos zoco, como zoco llamaron en español a los primeros centros comerciales. También usamos palabras árabes si deseamos algo con un “ojalá”, o si contemplamos un Nenúfar o si comemos una alcachofa. ¡Incluso si exclamamos un ¡olé!. ¿Ves caminante, que Hamed no te engañaba?
Has de saber que en mi época, galenos, cortesanos, costureras y sirvientes como yo, orgullosos de servir en la Alhambra, mirábamos altivamente a los poderosos comerciantes de seda recién llegados, que bajaban con humildad la vista ante el imponente señorío y refinada civilización de los reyes de Granada.
Continúa todo recto, sin desviarte, y tras dejar a tu derecha el palacio del Emperador Carlos V, que es una gran construcción de estilo romano, verás a tu frente un pequeño arco, La Puerta del Vino.
Al otro lado nos espera la Alcazaba.
(c) (R) 2013, MUSMon com S.L.
Text (a) Carlos Madrid (2012)
Picture:
Source: Own work
Author: Julián Hernández Martínez (2013)
Picture: The royal Water Channel
Source: Wikipedia
Author: Pepepitos (2010)
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