Un perro andaluz

Pocas películas tan poco vistas en su totalidad, como universalmente conocidas por una de sus escenas, como “Un perro andaluz”, incluso a pesar de la corta duración, apenas diecisiete minutos. Nos referimos a su escena inicial, en la que en un primer plano, el ojo de una mujer es cortado en dos por una navaja de afeitar manejada por el propio Buñuel.

Con esta escena, que fue añadida en el último momento, Buñuel quería causar un fuerte impacto a los espectadores, que los liberara de asociaciones de ideas convencionales y los predispusiera ante el nuevo lenguaje audiovisual que iban a encontrar, en el que las leyes de la lógica no regían el argumento.

La idea de hacer una película surrealista surgió cuando Dalí contó a Buñuel un sueño que había tenido, en el que hormigas salían de la palma de su mano, y Buñuel le comentó otro, en el que una nube oscurecía la luna y una navaja cortaba un ojo en dos.

Iniciado el proceso creativo, la madre de Buñuel tuvo que prestarle las doce mil pesetas necesarias para comenzar el rodaje. “Un perro andaluz”, cine surrealista por antonomasia, fue rodado durante 15 días en 1929.

Buñuel y Dalí se habían conocido en la Residencia de Estudiantes de Madrid, junto con García Lorca y otros creadores determinantes en la vida cultural de esta “edad de plata” de la creación española, llamada “la generación del 27”.

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