La Antipintura

En el año 1927, Joan Miró hizo una declaración impactante “Quiero asesinar la pintura”, una rebelión contra la mercantilización banal del arte y a favor de un nuevo lenguaje alejado del elitismo excluyente.

De este periodo de su vida podemos contemplar la obra sin título, llamada “Los enamorados en la noche”, de 1934. Es un collage con tinta china sobre papel de aluminio. Entre 1927 y 1937, Miró apostó, como habían hecho los dadaístas, por la incorporación a los cuadros, mediante collage, de elementos hasta entonces incongruentes, tales como piedras, papel de lija o corcho, y por pintar sobre soportes inéditos, como huesos o mejillones. En estos años no siempre le acompañó el éxito, incluso se vio obligado a vender alguna de sus obras a cambio de un plato de comida.

Frente a esta obra, en esta sala puedes ver su pintura surrealista “Caracol, mujer, flor y estrella”, de 1934. A partir de esta obra las figuras de Miró adquirieron formas serpentinas y alargadas, en una distorsión que llegaría a ser característica. Las palabras del título están escritas en francés sobre el lienzo, como en una especie de punto intermedio entre pintura y poesía, con el que Miró siempre se identificó.

A partir de 1937, Miró, ante el escenario social y político del momento, especialmente a partir del inicio de la Guerra Civil española, sintió la necesidad de retomar planteamientos artísticos que había abandonado en los diez años anteriores.

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