Picasso y el Cubismo

Decíamos que al deconstruir en formas geométricas los objetos cotidianos, los rostros y los paisajes, Picasso prescindía del color, pero pegaba recortes de prensa, papeles y otros objetos hasta entonces ajenos a las artes plásticas. En esta primera época es la ausencia de color, en favor de los tonos ocres, grises o incluso limitados al blanco y al negro, los que definen visualmente buena parte de las obras cubistas.

Con el tiempo, el cubismo de Picasso evolucionará hacia una incorporación del color como forma subjetiva de interpretar la realidad, de forma que el artista altera los colores naturales y los somete a su voluntad creativa.

Ya vimos con Medardo Rosso cómo la escultura también se encontraba en un proceso de renovación. Esta disciplina se adaptó al nuevo lenguaje también de la mano de Picasso, una de cuyas grandes contribuciones a la escultura, simple pero revolucionario, fue la invención del vacío, del espacio hueco como parte integral de la obra.

Encontrarás a tu alrededor su obra “Cabeza de Mujer”, que recoge esta idea. El objeto escultórico hacía necesario buscar una alternativa para representar el movimiento, tal y como en la pintura hacían simultaneando tres dimensiones sobre una superficie plana.

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