Carlos III, el rey que pasaría a la historia con el titulo de mejor alcalde de Madrid, por sus contribuciones en la mejora y modernización de la capital española en el siglo XVIII, ideó levantar una “Ciudad de las Ciencias” en lo que ya entonces era conocido como Paseo del Prado, una avenida concebida para el paseo en carruaje a las afueras de Madrid. Debía reunir una Facultad de Medicina con su hospital anexo, un jardín botánico, un observatorio astronómico y un Museo de Ciencias Naturales.
El Museo del Prado, originalmente museo de ciencias naturales, fue ideado por el arquitecto Villanueva en un estilo neoclásico propio de su época. Cuenta con planta rectangular con tres entradas, una central y dos laterales, y una gran sala interior con una bella bóveda acristalada muy luminosa. Años más tarde el rey Fernando VII, influido por su esposa, Isabel de Braganza, decidió convertirlo en museo de pintura, trasladando allí las colecciones reales. Estas colecciones se irían enriqueciendo con el paso del tiempo, lo que ha permitido que el Prado llegue a ser una de las pinacotecas más importantes del mundo.
Detrás del Museo se situaba el Palacio del Buen Retiro, destruido en su mayor parte en la guerra de la independencia, cuyos jardines son hoy en día el parque más emblemático de Madrid. Del complejo palaciego queda actualmente sólo una parte donde se encontraba el Salón de Reinos, que actuaba como eje representativo del edificio y que el rey Felipe IV mandó decorar a Velazquez. Aquí se desarrolló un programa iconográfico destinado a exaltar los triunfos de la monarquía hispana a través de una serie de retratos de reyes y doce cuadros de batallas, entre los que destacaba “la rendición de Breda”, que posteriormente pasaron al museo.
El rey Carlos III embelleció sus alrededores colocando las fuentes de Neptuno, Apolo y Cibeles en el Paseo del Prado. A principios del siglo XX se construyeron también en la zona dos grandes hoteles para acoger a la alta sociedad europea: el Ritz y el Palace, y el antiguo Hospital General de Madrid pasó a ser en los años 80 el Museo Reina Sofía, uno de los principales centros mundiales de arte contemporáneo. El eje pictórico que es hoy este Paseo de las Artes se completa con el Museo Thyssen situado frente al Museo del Prado, y que alberga una importante colección de arte antiguo y moderno.
La última ampliación del Prado realizada por el arquitecto Rafael Moneo, se ha hecho gracias a un acuerdo con el Monasterio de los Jerónimos, situado justo detrás del Museo. Este monasterio del siglo XV que ha sido escenario de bodas reales como la de Alfonso XIII, cedió el claustro renacentista al Museo a cambio de la restauración de la Iglesia. Con esta ampliación se ha podido exponer al público unas 1.150 obras de las más de 8.600 que posee el Prado.
(c) (R) 2013, MUSMon com S.L.
Textos (a) Catalina Serrano Romero
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