La familia de Carlos IV

El rey nombra a Goya pintor de cámara, cargo que mantiene durante los reinados de Carlos IV y Fernando VII, para los que trabajaría como retratista. Descontento con el ambiente de la corte de Fernando VII, Goya se marcha a Burdeos donde morirá en 1828.

En esta obra el pintor sitúa a los personajes en línea y de frente. Hace un guiño a “las Meninas”, colocándose al fondo, detrás del lienzo, pero con menos protagonismo que Velázquez.

Realizó un retrato previo del rostro de cada una de las figuras para poder trabajar sin tener tanto tiempo a los personajes posando para él. En el centro del retrato, al igual que ocurría en la propia vida de la corte, aparece la reina Mª Luisa, a quien retrata de forma poco favorecedora, mostrando la poca sintonía entre el pintor y la monarca. Luce una sonrisa muy prieta por sus problemas dentales ya que le faltaban varias piezas. Los trajes de las damas son de estilo imperio, a la moda parisina de la época de Napoleón. Las joyas y los vestidos los soluciona con pinceladas muy sueltas, casi impresionistas.

El rey luce el Toisón de oro que ya vimos en el retrato de Carlos V en Mühlberg. Tras el aparece su hermano Antonio, que destacó por su ineficacia durante la guerra de la independencia contra Francia. En el extremo de la derecha los reyes de Etruria, con su hijo y a la izquierda el príncipe heredero Fernando VII. Como detalle curioso a su derecha aparece una dama que debía ser su prometida pero como todavía no se sabía quién iba a ser, el pintor la coloca con la cara vuelta hacia atrás. Detrás del príncipe Fernando el pintor retrata a su hermano Carlos que iniciaría una serie de guerras civiles por la sucesión del trono, conocidas como “las guerras carlistas”. Los infantes que acompañan a la reina son la princesa Isabel y el príncipe Francisco de Paula.

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Textos (a) Catalina Serrano Romero