La Inmaculada Concepción de los Venerables

Otra vez nos encontramos con un cuadro encargo de Justino de Neve, canónigo sevillano y mecenas de Murillo, en este caso para el hospital de los Venerables de Sevilla, que atendía a sacerdotes ancianos. El cuadro es de grandes proporciones. La Virgen parece flotar en el aire sobre unas nubes rodeada de pequeños ángeles, que nos recuerdan los cupidos clásicos, como los de Tiziano.

El pintor se inspira en el texto del Apocalipsis “una mujer envuelta en el sol, con la luna debajo de sus pies y sobre la cabeza una corona de doce estrellas”. Tenemos que fijar la mirada atentamente a la izquierda para ver más figuras de ángeles, ejecutados en todas las posturas posibles con una pincelada muy suelta y muchos de ellos sin terminar como un preludio del impresionismo. Murillo cambia el color convencional de la túnica de María del rojo al blanco, símbolo de pureza.

Al mariscal de Napoleón, Soult, le entusiasmó de tal manera que se la llevó entre las obras expoliadas a España durante la guerra de la Independencia. Estuvo expuesta en el museo del Louvre hasta 1940 en que fue devuelta a España.

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Textos (a) Catalina Serrano Romero