La Magdalena, o Santa Taís

En este cuadro Ribera nos demuestra que además de pintar ancianos y santos penitentes es también un gran virtuoso en la representación de mujeres hermosas.

Esta obra, que pertenece a la última etapa del pintor, aún tiene algunos rasgos tenebristas. Sitúa la escena a la entrada de una cueva, como una santa penitente. La modelo es su propia hija, muy joven, con apenas unos diecisiete años y de una gran belleza. La luz destaca la delicada piel del rostro, del escote y de las manos. En esta última etapa Ribera da más importancia al color, como podemos apreciar en el hermoso manto rojo. En la repisa donde se apoya la santa podemos ver un bote de perfume que es el símbolo de la Magdalena, perfume que derramó sobre los pies de Cristo y secó con sus cabellos por eso siempre luce una espléndida melena.

Su hija que fue también modelo para una de sus Inmaculadas, fue seducida por Don Juan José de Austria, hijo natural de Felipe IV. Fruto de estos amores nacerá una niña, Margarita de la Cruz, que ingresa en el convento de las Descalzas Reales de Madrid con apenas cinco años. Este escándalo amargará los últimos años de vida del pintor.

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Textos (a) Catalina Serrano Romero