El tránsito de la Virgen

El intelectual y filósofo Eugenio D’Ors, responsable de recuperar para España los tesoros del Museo del Prado, que habían sido enviados a Ginebra durante la guerra civil para protegerlos, cita esta obra como su obra preferida entre las albergadas en el museo.

Mantegna fue un pintor italiano del siglo XV de la escuela de Padua. La escena se sitúa en el Palacio Ducal de Mantua. Se trata de un cuadro de pequeño formato, en el que destaca la disposición de los apóstoles alrededor de la Virgen, a los que intenta diferenciar dándoles cierto realismo. Si nos fijamos, podremos apreciar como las figuras están realizadas como si fueran esculturas, con las túnicas y los mantos de distinto color y un original nimbo sobre sus cabezas en forma de plato dorado. La expresión de sus rostros es de dolor y de tristeza. El apóstol situado de espaldas, en primer plano, sostiene un incensario en diagonal, que rompe la monotonía del fondo.

El paisaje es otro de los grandes protagonistas del cuadro. La hermosa laguna de Mantua, que el pintor representa en un día nublado y gris, acompaña la tristeza del tema. El estudio de la perspectiva, uno de los grandes avances del Renacimiento para dar sensación de profundidad, está muy conseguido, desde las baldosas del suelo al paisaje de Mantua.

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Textos (a) Catalina Serrano Romero