Desde la Capilla del Pilar a la Puerta Santa

Lo más destacado de la capilla del Pilar es su retablo de mármol del siglo XVIII, en el que vemos a los dos patrones de España: la Virgen del Pilar, sobre una columna y al apóstol Santiago de rodillas a sus pies.

Según la leyenda, la madre de Jesús aún vivía cuando en el año 40 se apareció al apóstol a orillas del Ebro, en lo que hoy sería la ciudad de Zaragoza. La Virgen quiso así infundir ánimos al santo en su predicación, que al parecer no había tenido mucho éxito hasta el momento. Le dijo que no cejara en su empeño, pues el cristianismo acabaría por triunfar en España.

Observa también la bóveda octogonal, finamente labrada en piedra. Si quieres admirar la fastuosa estatua orante del sepulcro del arzobispo Monroy la tendrás que buscar arriba, más cerca del cielo que de la tierra. Una curiosidad: las conchas que porta el santo en su capa son restos fosilizados.

La siguiente capilla es la llamada de Mondragón, que recibe su nombre por el clérigo que la fundó, nada que ver con la ciudad vasca. En ella puedes ver sobre el altar un peculiar descendimiento con figuras de barro cocido casi a tamaño natural, que data de 1526.

A continuación está la capilla de San Pedro, que conserva, oculta en parte por el altar barroco, casi intacta su construcción románica.

Si sigues avanzando te encontrarás ante la Puerta Santa, cuya parte exterior veremos en la fachada de la Quintana. Las estatuas son del Maestro Mateo y formaban parte del coro pétreo, que ahora está en el Museo. Este paso se abre sólo los Años Santos Compostelanos.

La capilla siguiente es la del Salvador. Es la única con forma rectangular para adaptarse al espacio central de la Girola.



(c) (R) 2013, MUSMon com S.L.
Text (a) Diego Laforga Marcos

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Source: Own work
Author: Diego Laforga (2013)